El Campestre también tiene su conflicto de interés
Mario Granados Roldán/Vale al Paraíso.- Se acabaron los tiempos matizados por la mal entendida discreción. La comunidad está vigilante. Desnuda en público. Escandaliza. Muestra miserias. Exhibe la paja ajena. Señala a los gamberros. Lleva a la plaza de la aldea a los disolutos. En la piedra de los sacrificios, les saca el corazón a los prepotentes y corruptos. Poner la otra mejilla está guardado en el cristiano baúl de los recuerdos.
Los artilugios de la modernidad, empezando por celulares y tabletas con cámaras y grabadoras, registran a los impúdicos para llevarlos a esos rastros llamados red social, correo electrónico, mensaje instantáneo y demás, en calidad de sacrificados animales.
El autor de Cortando por Lozano, Matías Lozano, decreta la conclusión de su “función de interlocución, lo demás deberán hacerlo directamente los interesados” del club Campestre de Aguascalientes. Algo sucedió. Ignoro los motivos. Drásticamente baja la cortina del portal. En el periodismo jamás se concluyen temas entregados a los lectores. Se corre el riego de dejar incompleto el hierro forjado en el taller de la exclusividad, porque otros se ocupan de la tarea abandonada, como en la política.
Y así ocurre. En uso de la libertad de expresarse para manifestarse, recibo correos, llamadas telefónicas y comentarios cara a cara de los integrantes de la asociación civil, que son el sol, la luna y las estrellas de esta colaboración, una más de la miniserie del Club Campestre de Aguascalientes, iniciada el miércoles 8 de este mes.
Según el escrito de Los Ganzos “el costo de las obras en el Hoyo 19 fue de 4 millones de pesos y Mario Romo Muñoz, alias La Bola, presidente del club, presenta una cuenta de 6 millones de pesos”. La información de Los Ganzos es inexacta. Mi garganta profunda afirma que la construcción se elevó a “8 millones de pesos” y el concurso para asignarla fue “un verdadero cochinero para entregársela a Nicandro Valdepeña Campos”.
Abro un paréntesis a propósito de ese mítico lugar, donde conviven y conbeben los poderes terrenales —el del dinero y el político—, recuerdo el Milagro del Chicharito Hernández que permitió reunir al gobernador de Aguascalientes con algunos diputados incómodos de la LXVI Legislatura: El diputado Gabriel Arellano Espinosa invitó a lo más selecto de la administración pública a ver la final de la Champions League 2010 en el Hoyo 19 del Club Campestre de Aguascalientes. El líder de la bancada del PRI llegó antes de iniciar la transmisión televisiva para verificar que estuviera en orden la logística, el acomodo de las mesas con sus sillas, la botellita de tequila, los cacahuates, las papas fritas con su infaltable salsa Búfalo, además de los taquitos de guisado made in colors, el queso fundido y las enchiladas estilo Aguascalientes. El titular del ejecutivo estatal llegó puntual a la cita, acompañado del jefe de Gabinete y el secretario de Gobierno. También asistieron algunas ovejas del pastor Arellano Espinosa, los legisladores Gregorio Zamarripa, José Luis Alférez, Netzahualcoyotl Álvarez y José de Jesús Ríos Alba, entre otros. Después se unirían Rafael Arellano Espinosa (El Pato original), el procurador de Justicia y el Lolo Olivares, que de pasadita llegó a dar un abrazo porque él se encontraba ubicado en otra mesa con empresarios foráneos. Al término del encuentro el jefe de Gabinete y el Procurador acompañaron al Gobernador hasta su camioneta, pero antes, éste se dio tiempo para pasar a cada mesa a despedirse de mano de los vecinos de restaurante.
Otro asociado escribe que los contratos otorgados en el Campestre son para los “amigos Nicandro Valdepeña Campos y Fernando de León”, pero omite entrar al detalle, al relevante, que hoy se ofrece de este Perito en Obra Pública 174 en el municipio de Aguascalientes, “involucrado en el conflicto de interés con Romo Muñoz y otros directivos, en algo parecido al escándalo de la llamada Casa Blanca y la empresa Higa”, comparten los enojados en su charla.
Valdepeña Campos “construyó casualmente la casa del actual tesorero del club, Rubén Morfín”, señalan algunos dedos flamígeros, pero además, agregan otros punzantes dedos, “en 2006 este ingeniero edificó la millonaria mansión de Romo Muñoz en el Fraccionamiento Vergeles; hoy, por mera casualidad (no se piense mal), Valdepeña es el constructor preferido del presidente del Club Campestre de Aguascalientes”.
Al amparo del poder, dada su fraternal cercanía con los cuestionados titulares de la secretaría de Desarrollo Urbano del municipio de Aguascalientes Francisco Guel Macías, y del Instituto Municipal de Renovación Urbana, Jan Manuel Espinosa Teubel, durante la administración anterior a la Toño Martín del Campo, Valdepeña Campos se dedicó a infringir la ley cuantas veces fue necesario para desarrollar sus particulares intereses, en calidad de constructor en la zona dorada; por ejemplo: asentó en un lote baldío ubicado en calzada de las Américas y Hernán Cortés, del residencial fraccionamiento Vergeles, un campamento para guardar y mover desde ahí su maquinaria pesada las 24 horas del día; y abrió su banco de materiales al descubierto en las citadas calles y, también, en otro lote baldío localizado en Hernán Cortés y Agustín de Iturbide, infringiendo la norma ambiental correspondiente y los reglamentos del municipio de la capital.
Por si no le fuera suficiente el fuero que ostentaba en las oficinas públicas del municipio de Aguascalientes, Valdepeña Campos “estaba vinculado a Oscar López Velarde Vega, entonces titular de la Secretaría de Gestión Urbanística y Ordenamiento Territorial durante la administración del Gobernador Carlos Lozano de la Torre, porque le construyó al entonces funcionario un estacionamiento público en la avenida Colosio, junto al edificio médico Okabe, donde algún día estuvo la finca familiar”, enriquece el historiador campirano.
En Jesús María, Aguascalientes, Valdepeña Campos modificó de facto el uso del suelo (exclusivo para casas habitación), con el fin de poner su oficina en la calle Los Mezquites y Privadas, comunidad de Corral de Barrancos, alterando la vida de los vecinos invadidos por trabajadores de la construcción, particularmente el sábado, día de raya y de consumo de cerveza afuera del despacho del arquitecto; también en el municipio vecino, este Sicario Urbano fue a destruir el hábitat de los vecinos de la cerrada Lusitano del fraccionamiento Rancho San Pedro, al tirar sus escombros en un terreno de propiedad municipal.
El conflicto de interés. La corrupción. El cobro de comisiones por la asignación de obra pública. El tráfico de influencias. La impunidad. El abuso de poder. La opacidad. La falta de rendición de cuentas. El notorio encanto por la ilegalidad. Carcomen al árbol con muchas ramas y demasiadas varas en los sectores público y privado.
Se calcula que el costo de la corrupción en México está valuada en 1.5 billones de pesos, equivalente a 10 por ciento del PIB, similar al gasto administrativo del gobierno federal en 2012.
Porque alguien tiene que escribirlo: Es probable que en próximo noviembre se lleve a cabo nuevamente, en las instalaciones del Club Campestre de Aguascalientes, una edición del Torneo de la Amistad organizado por los colegios Cumbres y Alpes.
A la directiva se le olvida que la organización anterior de ese torneo generó el inicial enojo de los socios, cuando mandaron el primer correo para exhibir la ropa sucia, el 12 de noviembre de 2012.
Pero mientras llega ese momento, un socio de florido léxico hace varias preguntas respecto a otro evento, correspondiente a la casta divina del club, a los señores del palo y las pelotas en la mano: “Ahora que usted está metido en el tema del Club Campestre sería bueno ver cómo nos van a dar por el fundillo a los socios durante el Abierto Mexicano de Golf validado por la PGA, para cumplir los caprichos de los invitados. Además, no sé que haya puesto el Club sobre la mesa para haber amarrado ese evento… Ahí nomás”.
Las verosimilitudes se transforman en verdades tangibles. Ni más. Ni menos.
Coda: Otro forastero, el primero de la lista que abandona el barco este año, antes de que concluya la administración lozanista, es Jaime Toscano Morfín, defenestrado de la Coordinación de Comunicación Social estatal, el 19 de enero.
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